7. Responsabilidades generales del sector salud

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Ante una situación de emergencia o desastre, al igual que otros sectores del Estado, el Sector Salud debe asumir responsabilidades generales y específicas inherentes a su función.

Dentro de las responsabilidades generales se encuentran básicamente las siguientes:

Responsabilidades generales del sector para emergencias y desastres
1. Articulación y coordinación intra y extra sectorial para una acción conjunta, ordenada y rápida.
Es necesaria esta coordinación directa con aquellos que trabajan en la preparación y la respuesta en salud. Es decir, la acción debe ser coordinada, sucesiva y escalonada con un criterio global e interinstitucional de gestión del riesgo. Esta instancia puede estar formalizada en una mesa del sector salud. La evaluación de daños y necesidades de otros sectores no es una responsabilidad del sector salud, pero sí lo es la coordinación para obtener la información de las evaluaciones que se realicen con el fin de tener una visión global del problema.
2. Realización de un diagnóstico técnico de las vulnerabilidades y los recursos propios del sector.
El análisis de la vulnerabilidad debe ser referido a la comunidad y a los establecimientos de salud en lo concerniente a capacidades, recursos, estado de las instalaciones y posibles daños directos e indirectos.
3. Elaboración e implementación de planes específicos o de contingencia, para el sector en general, según sus distintos ámbitos y niveles.
Los planes deben contemplar el diagnóstico de la amenaza, la vulnerabilidad, y el riesgo, así como los recursos que pueden emplearse; los objetivos del plan, según la capacidad operativa de la institución que lo establece; la asignación de prioridades en la distribución de los recursos según sus competencias para alcanzar las metas y las medidas tendientes al desarrollo de rutinas que se conozcan y se practiquen antes de un evento determinado; definición de un sistema claro y operativo de referencia y contrarreferencia de pacientes.
4. Organización e implementación de un sistema de telecomunicaciones coordinado con otras dependencias y sectores.
Hay que tener en cuenta que en la fase posterior al impacto, los sistemas “normales” pueden haber colapsado. Debe implementarse un mecanismo alterno de comunicación y coordinación. Un buen sistema de comunicación debe ser planificado y establecido con anticipación, pues es un factor crítico no solo para la coordinación, sino también para la obtención de información rápida, veraz y precisa para la toma de decisiones.
5. Educación, capacitación y entrenamiento de su personal y de la población para una acción adecuada en el ámbito de su jurisdicción.
Es importante que las personas que se encargan de algunas tareas en la atención de los afectados, lo hagan de manera casi automática, para lo cual se necesita entrenamiento y práctica para garantizar el desarrollo de dichas actividades sin supervisión.
6. Evaluación de los daños en el sector salud.
Esta actividad es necesaria para determinar la intensidad del evento, lo que permite asignar los recursos más adecuados para la atención del desastre y las necesidades de la población. Responde rápidamente a las preguntas de ¿qué pasó?, ¿qué daño se produjo?, ¿qué se necesita, cuándo y dónde? y ¿de quién es la responsabilidad de cada acción? Se requiere de personal capacitado y entrenado en esta tarea. Se debe recoger la información inicial e informar a los niveles superiores para hacer la solicitud de ayuda. Asimismo, se requiere información complementaria que permita comprender otras necesidades que también deben ser atendidas o complementadas.
7. Organización y coordinación de los sistemas de suministros y transportes.
Es un tema de gran importancia para el nivel operativo, si se considera que el abastecimiento de los suministros destinados a satisfacer las necesidades de la población afectada debe ser oportuno y satisfactorio.
8. Establecer mecanismos permanentes de información y comunicación para emergencias y desastres.
La diseminación de información técnica y la comunicación son esenciales para la gestión de riesgo de desastres y la asistencia humanitaria, sobre todo en el sector salud. Por ello, es necesario identificar una persona o unidad que se encargue de este tema con el propósito de que todos los niveles e instituciones del sector salud estén informados de la situación de amenaza, vulnerabilidad y riesgo para la elaboración e implementación de planes de reducción de riesgo y de preparativos para desastres. La sala de situación provee los instrumentos, herramientas, metodologías y recursos para el análisis, organización y difusión de la información. En situaciones de emergencia, la comunicación adecuada permitirá que las autoridades de salud logren que la comunidad adopte medidas de protección de su salud y procure asistencia médica en caso sea necesario. Al mismo tiempo, permitirá a la comunidad poder satisfacer sus necesidades de información.